miércoles, 23 de septiembre de 2009

Internet: una herramienta tecnológica aún incomprendida

Pareciera a simple vista, que el miedo a la tecnología es algo que sólo abarca a la generación de personas mayores de 40 años, aunque la realidad revela que en muchos casos la poca familiarización con la misma crea en las personas paradigmas provenientes de temores que son, en algunos casos, difíciles de comprender.

Tomaré como ejemplo, el caso de mi amigo Alán, periodista que a sus 24 años, prefiere ir hasta el banco personalmente y saber cuánto le están cobrando por una transacción que consultar el extracto por Internet: "¡Eso es muy peligroso! ¿Acaso no has visto las noticias?", argumenta así su decisión. "Claro que las he visto", respondo, "Pero en ese sentido me parece que es también posible que te roben en la calle o que te clonen la tarjeta en un cajero automático".

Por otra parte, está José, administrador de empresas que a sus 23 años considera que la Red no es más que un escenario de vagabundería, entretenimiento trivial y plagio, que no contribuye en lo absoluto para la formación educativa: "Antes la gente leía libros, iba a las bibliotecas, consultaba fuentes directamente. Ahora son muy flojos, ponen en Google cualquier tontería y todo lo que sale ahí se lo creen, muchas de esas cosas ni siquiera son ciertas". Sin embargo, para José no está en su mente la idea que gracias a Internet por ejemplo, quienes antes no podían ir a una biblioteca o comprar libros ahora tienen en sus manos una multiplicidad de fuentes, destinadas en el pasado, exclusivamente para quien tuviera cierto poder adquisitivo.

Ahora, mi cuestionamiento va más allá de los casos específicos de Alán o José, que estoy segura no son los únicos que piensan en Internet y la tecnología en general, como un callejón oscuro y sin salida lleno de maleantes encapuchados que robarán su dinero o ideas.

Totalmente cierto, ninguna aplicación tecnológica hasta ahora inventada es totalmente segura y existen muchos peligros alrededor de la Red que muchos expertos, intentan combatir y aminorar su efecto nocivo. Pero, ¿Es acaso este un motivo suficiente para que una persona se aleje de la tecnología y decida complicarse la vida, sin tener en cuenta las facilidades que le rodean?

En ningún momento afirmo que la tecnología sea 100% confiable, pero creo que todas las personas, sin importar su rango de edad, no deberían privarse de utilizar muchas de estas aplicaciones que a la larga, les facilitan la vida. Contrario a lo que piensa Alán, desde mi experiencia personal gracias a un extracto en línea pude darme cuenta de un cobro injusto por parte de mi banco. Y para refutar lo que dice José, gracias a Internet encontré trabajos de otras universidades en diferentes partes del mundo que ayudaron a contribuir de manera significativa a la realización de mi trabajo de grado, eso sí, citando a los autores y respetando los derechos de su obra.

El buen o mal uso de lo que esté a nuestro alcance, como por ejemplo herramientas tecnológicas relacionadas con Internet dependen también de nuestra formación como personas y esta parte, la de la ética y la moral, es esencial para tener internautas honestos y respetuosos con el otro. Se debería tener en cuenta para los componentes de formación de las escuelas y universidades no sólo que las personas conozcan las posibilidades o ventajas de la tecnología, sino que aprendan a utilizar los recursos sin perjudicar a nadie y que además, tengan en cuenta medidas de precaución para que no vean a la tecnología como una amenaza para la tranquilidad de sus vidas.

Tal vez si a Alán o a José les explicarán esto, podrían entonces, abrir sus horizontes hacia nuevas posibilidades y cambiar su percepción hacia el lado iluminado de las TIC. Porque al fin y al cabo, así se trate de una chequera o de un libro, son herramientas que pueden ser utilizadas de mala manera al igual que las características negativas de las que ellos afirman, es culpable la tecnología. Ni el plagio ni el robo son prácticas recientes, y creo que la tecnología no es la causante del mal uso que le dan algunas personas y que se encargan de darle un mal nombre.

Angela Bohórquez
Directora de contenidos del Portal Web
Corporación Colombia Digital
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