miércoles, 15 de junio de 2011

El libro tradicional, feliz, perdura entre otros competidores

En Argentina, hoy 15 de junio, se celebra el "Día del Libro"



Desde sus orígenes el hombre buscó expresarse para desarrollarse en la comunicación con sus semejantes. A diferencia de los animales, el ser humano es un ser racional y posee las facultades para comunicarse a través del lenguaje oral, escrito y gestual.

En los principios posiblemente se hizo de algunos elementos que le permitieron grabar símbolos en las piedras, inscripciones que podríamos llamarlas livianamente, "grafitis", pudo además realizar pinturas, como las de las cuevas de Altamira en España por ejemplo, que podrían tener alguna semejanza con las cuevas de las manos pintadas en Santa Cruz, Patagonia Argentina.



Luego encontró que con el barro, podía cocerlo y no sólo fabricar ladrillos, sino moldear "tablillas" y escribir en ella con un punzón, lo que se conoce como escrituras "cuneiformes" pues sus caracteres tenían forma de cuña. Esto fue un avance en su tiempo, en una tablilla podían registrar por ejemplo, cuánto trigo habían vendido o guardado.

De soportes tan duros (hard) se fue evolucionando hasta el aporte de los egipcios, (que tenían tanto para decir y transmitir), con el papiro, una caña oriunda de otros lares pero que proliferó en ese país, usaban los tallos y a través de un proceso fabricaban largas láminas de casi 50 cm de largo por 20 de ancho y se fabricaban así rollos.



En la Edad Media se utilizó el cuero o pergamino, fue otro avance, pues se podía escribir de ambos lados, se podían unir pliegos de cuero cosiéndolos, y la cosa ya se ponía interesante, era lo más semejante al libro actual que conocemos: los códices, oriundos de Pérgamo aproximadamente 150 años A.C.

Pero fueron los chinos los que trajeron por decirlo de alguna manera, el soporte que perdura aún: el papel. Su aparición fue en el año 105 D.C. pero hay quienes creen que viene de antes incluso. La cuestión es que por orden de un emperador, había que buscar un soporte nuevo y un empleado, (¿un científico?) mezcló hojas de morera, cañas de bambú y otras plantas, logrando una pasta de celulosa, (aunque todavía no sabían que se llamaba celulosa), un papel donde se pudiera escribir.

Este invento fue atravesando fronteras hasta llegar a Europa y en cada región o cultura se buscaban diversas materias primas para fabricarlo, mejorándolo y así hasta llegar al año 1840 cuando se comenzó a triturar madera para fabricar pulpa, pero fue recién en 1852 que se descubrió la celulosa.En este proceso hubo muchos que participaron y sus nombres quedaron grabados en la historia.

Los chinos también habían incursionado en la imprenta varios siglos antes que Gutenberg, incluso con caracteres tipográficos móviles. Wang Chieh, había impreso en el año 868 el "Sutra de Diamante", un rollo estampado con el sistema xilográfico y si no me equivoco, aún se conserva.

Pero se atribuye a Juan Gutenberg de Maguncia, en 1440, el invento de la imprenta en Occidente.El perfeccionó la prensa de impresión de los chinos y logró reunir los sistemas necesarios para crear el primer libro con tipos móviles.



De esta forma comenzó la industria del libro, la democratización de la información por así decirlo, aunque no todos podían acceder a los primeros libros, que hoy conocemos como incunables.Se dice que su trabajo más importante fue la edición de la Biblia en 42 líneas.



Hoy, en el siglo 21 conocemos el libro electrónico o "ebook", los libros digitales, bibliotecas en la web, diversos soportes electrónicos y la información depositada en grandes servidores a disposición de cualquier click de mouse en el lugar del planeta que sea, libro electrónico que se puede leer con luz solar, etcétera.



Sin embargo, coexisten estos soportes con los cuales la publicidad ya nos abruma y confunde, con el tradicional libro en soporte papel, simplemente pegadas sus hojas al "lomo", con un futuro efímero, o en encuadernación rústica, o encuadernado, cosido, o con encuadernación "de lujo".

Está en las bibliotecas públicas, populares, especializadas o universitarias, privadas, etcétera. Lo podemos conseguir prestado, o lo podemos comprar en una librería, en una feria de libros, en un kiosco o "revistero" junto al diario, o incluso, en un supermercado. En la Feria del Libro de Buenos Aires, este año, a la entrada del Pabellón Azul, había una máquina expendedora de libros. Por dos pesos se podía comprar un pequeño libro de Horacio Quiroga, José Martí o Haroldo Conti.

Nadie podrá negar que debe ser muy satisfactorio, más que nada para el ego, contar con un ebook, "pasar" sus páginas (¿páginas?)leyéndolo en cualquier lugar: en el baño, en un avión, en un cómodo sillón en el living de la casa, asimismo nadie podrá negar que no hay nada que reemplace la lectura de un libro como lo conocemos desde siempre:

En formato papel. Con o sin ilustraciones. Del tema que sea... el tema que nos interesa a nosotros, lectores. Y por más que existan riesgos, le ponemos de señalador una mariposa o una flor, un trébol, tomamos unos mates o un refresco y mientras, establecemos una comunicación con el autor del libro.


Feliz día para todos los libros y que se sigan escribiendo buenos libros que contribuyan a una Humanidad mejor que lo que estamos viendo en estos días.

Esteban Blanco

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