El subrayar libros es una costumbre muy arraigada en algunos lectores. Subrayan los párrafos que les parecen más interesantes, realizan anotaciones en los márgenes, sombrean parte de la lectura con marcadores flúo.
Imagen sólo ilustrativa |
No hay por qué inmiscuirse en los hábitos de los lectores, siempre y cuando éstos no se lleven a cabo en libros que pertenecen a toda una comunidad, en este caso, la comunidad universitaria.
Es decir, en los libros que son propiedad de una persona, ésta tiene todo el derecho de hacer con ellos lo que quiera.
Con los libros de la biblioteca universitaria, no.
Subrayar un libro de una biblioteca como la nuestra, perjudica el patrimonio y perjudica al próximo usuario a quien lo condiciona en su lectura. Si hablamos de subrayado con lápiz, es lo menos perjudicial, se puede borrar. No obstante, quedan las marcas, y en el proceso del borrar se pueden dañar las páginas.
Ni hablemos si a alguien se le ocurre pasar marcadores flúo por las páginas de un libro de la biblioteca, tendrá que comprar otro del mismo valor y reponerlo.
Es necesario tener en cuenta estos asuntos de por sí lógicos, toda vez que nadie quiere ser avasallado en aquellas cosas que considera de su propiedad, de la misma manera, nadie debería adjudicarse el "derecho" de subrayar y hacer anotaciones en un libro que les pertenece a todos.
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